El trío de Boston nos entrega su cuarto LP sin necesidad de salirse del guion establecido, ya que este Natural Part encaja a las mil maravillas dentro de todo lo mostrado hasta la fecha, pero sí que contiene una mayor ambición por perfeccionar la fórmula que tan buenos resultados les ha dado dentro de los sonidos a medio camino entre el slowcore y un noise rock melódico de lo más plácido. Seguramente en este disco es donde comprobamos su siempre innegable voluntad porque sus guitarras siempre suenen aterciopeladas y sean capaces de generar un apartado atmosférico totalmente inmersivo, algo que tiene enorme mérito si atendemos a que delante de nosotros tenemos una banda de formato clásico marcado por bajo, guitarra y batería. A pesar de ello, el buen uso de su pedalera y la necesidad de que sus temas atraviesen diferentes dinámicas que ejemplifican muy bien los altibajos emocionales que nos podemos encontrar en el día a día, hacen que estas nuevas canciones se desenvuelvan con total realismo en aquellos territorios donde la apatía llama a la puerta.
Escuchando a fondo el disco podemos intuir desde un primer momento como han buscado la perfecta secuenciación de sus temas para alternar constantemente entre las esperanza que pueden provocar los cambios vitales y la forma de saber como sobrellevar toda la carga acumulada a nuestras espaldas. Una buena muestra de ello nos la encontramos en ‘Sitting On The Porch At Night’, la canción de ritmo más rutilante donde son capaces de concentrar reflexiones existenciales que surgen en los momentos en los que creemos que nuestra mente se encuentra más o menos en paz. Evidenciando como ante todo la sobriedad siempre es llevada al límite en su música, llama la atención como logran temas de gran empuje con lo mínimo, siendo este el caso de la hermosa ‘Chariots’ que emerge como un auténtico bálsamo frente a las experiencias más traumáticas y surrealistas que experimentamos.
Sin perder comba en cuanto a las canciones que mejor funcionan como singles, no podemos pasar por alto ‘I Poured Sugar In Your Shoes’, abriéndose paso entre estampas contemplativas de gran calado y la forma en la que son capaces de rebajar las expectativas que más energía nos consumen. Del mismo modo, la final ‘Bucket of Gold’ también contiene ciertas dosis de nostalgia bien medida, marcando al máximo sus estrofas y logrando disolver el carácter cíclico del tema en estrofas de enorme belleza en todo lo que se refiere a sonar aliviadores. Estamos por lo tanto ante un perfecto juego de situaciones críticas complejas de unir pero que a la postre acaban por no ensombrecer el tono general del tema. Así es como nos hacen ver que por muy agónicos que suenen sus temas, ante todo es importante mantener abiertas las puertas más escapistas que nos ayudan a comprender como siempre todo es pasajero.
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