Los holandeses Rats on Rafts han dado el gran salto fuera de su país al fichar por el sello Fire Records y editar para todo el mundo su segundo LP titulado Tape Hiss. Un grupo formado en 2011 y que cuenta con una trayectoria repleta de canciones que se pueden acercar tanto al post-punk como a esa faceta del power-pop donde no hay nada relacionado con el colorido mundo de los cómics. El cuarteto ha ido evolucionando a lo largo de sus dos álbumes de estudio, ganando en complejidad y dejando de un lado la inmediatez de sus primeras composiciones, acercándose a esa parte contemporánea e imprevisible de grupos como Ought, solo que más centrados en las atmósferas cargadas de distorsiones sombrías.
Si atendemos a su primer LP titulado The Moon is Big, podemos encontrarnos con canciones pegajosas y sorpresas en forma de cambio de registros. Desde los riffs de la homónima ‘The Moon is Big’ donde explotan su parte rockera de baja fidelidad al más fiel estilo de King Tuff hasta experimentos bastante acertados como ‘Patient’, donde la introducción del saxo y el ambiente de garage experimental presente en parte de la discografía de The Oh Sees se hace presente. Sin dejar de lado su énfasis post-punk, que se verá reforzado en su segundo trabajo, también nos muestran que son capaces de crear un leve tono inquietante en temas como ‘Plastic Plaster’ o ‘Sailor’. Un grupo que camina entre multitud de posibilidades como la introducción al pop de dormitorio de ‘God is Dead’ y que sin lugar a dudas consigue su mejor trabajo con el reciente Tape Hiss.
En su segundo trabajo editado en la primavera de este año, las cosas cambian notablemente. No encontramos ante un sonido menos espontáneo y mucho más contundente, donde las referencias directas saltan a bandas como unos sobrexcitados Iceage o Protomartyr. Parece que la revolución ha entrado de forma correcta, entre una maraña de distorsiones y ese punto explosivo que necesitaban para llamar la atención de verdad. El inicio del trabajo con ‘Sleep Little Child’, el tema más largo del disco, toma ese camino hacia la locura de incesantes capas de ruido y una actitud mucho más agresiva que lo mostrado hasta el momento. A partir de aquí, el trabajo seguirá en esa tónica donde todo lo relacionado con el descontrol y el tono áspero valen. De este modo se presenta ‘Composition’, donde la trepidante guía melódica que guía el tema se alía con las partes más accesibles de grupos como Pere Ubu para lograr ese desconcierto al que estamos sometidos en ciertos momentos de la noche.
No faltan tampoco las líneas de bajo marcadas que dan paso a canciones tan abrasivas como ‘Powder Monkey’. Parece que el grupo ha dado con la tecla para poder avasallar a la primera y mostrarse sin esas carencias que terminan por sumergirnos en la monotonía propia de otras bandas post-punk. Más aceleración, llevada al extremo, aparece en ‘Rat Posion Face’, donde parece que todo va alcanzar su fin de la forma más veloz posible. Una transformación bestial si atendemos a lo que veníamos de encontrarnos en su primer trabajo. A partir de aquí, nos encontramos con los momentos más tenues del trabajo que sin embargo se muestran acordes al contenido. ‘Seaside Tape Hiss’ muestra tonalidades grises para que ‘Zebradelic’ surja de una forma contundente e inteligente. El final no puede llegar de otra forma que volando los instrumentos por los aires. ‘Last Day On Earth’ nos acerca a unos acelerados Scratch Acid para rematar de una forma similar con ‘1-6-8 (Machine)’. La transformación del grupo ha sido bestial y muy acertada, presentándose el camino menos tortuoso y despejado.
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